Un lector se hace cuando encuentra en los libros un amigo con el que compartir el tiempo, divertirse y aprender. Los cuentos cumplen estos requisitos y son los primeros libros que entran en la vida de un niño, así que te proponemos incorporar juegos antes y después de las sesiones de lectura para establecer un vínculo lúdico que los anime a leer.
En este artículo vamos a hablarte de…
- ¿Qué función tienen los cuentos en la educación infantil?
- Consejos para ser un buen cuentacuentos.
- Actividades durante la lectura.
- Actividades para después de leer.
- Cuentos recomendados.
1. ¿Qué función tienen los cuentos en la educación infantil?
Escuchar un cuento nunca pasa de moda. ¡A los niños les encanta!
Los cuentos infantiles se caracterizan por ser historias breves que se centran en un protagonista y los sucesos que le acontecen. Hay un tema principal que da sentido y verosimilitud a la narración, aunque los personajes sean animales o criaturas fantásticas. Predomina la acción y los personajes se dan a conocer por lo que dicen y por cómo actúan. Su estructura se compone de presentación, nudo y desenlace, con un final feliz.
Los cuentos son el medio ideal para descubrir el mundo, ampliar vocabulario, descubrir emociones y aprender a reflexionar. Son imprescindibles para el desarrollo personal en la infancia por las siguientes razones:
- Los cuentos, más allá de su función lúdica, sirven de ejemplo. A través de ellos, los más pequeños descubren los valores y conductas de su cultura, aprenden a diferenciar el bien del mal, la verdad de la mentira, cómo enfrentarse a los problemas y evitar el peligro, qué consecuencias tienen nuestros actos, etc.
- Enseñan valores humanos a través de personajes modelo que representan valores morales (respeto, justicia, lealtad); sociales (amistad, solidaridad, igualdad); familiares (amor, confianza, gratitud); personales (responsabilidad, autonomía, honestidad)…
- Muestran los símbolos de cada cultura y los niños aprenden a reconocerlos e interpretarlos.
- Estimulan la imaginación.
- Explican las relaciones humanas y cómo funciona la sociedad.
- Enseñan a reconocer las emociones en uno mismo y en los demás, así como a manejarlas según la situación.
- Mejoran la expresión oral y escrita de los más pequeños.
Cuentos de siempre para tu biblioteca de aula
Los cuentos tradicionales son una opción estupenda para empezar, puesto que cumplen con todo lo dicho anteriormente. Aquí tienes nuestras recomendaciones:
2. Consejos para ser un buen cuentacuentos
Un aula llena de niños se convierte en el público más exigente del mundo ante la lectura de un cuento. Ten en cuenta que las prisas, un tono monótono, un relato complejo y el aburrimiento de los oyentes son los peores enemigos de un cuentacuentos. Si quieres triunfar ante tu público, pon en práctica los siguientes consejos:
- Elige un texto llamativo adecuado a cada rango de edad.
- Crea un ambiente acogedor que facilite la concentración. Por ejemplo, con música suave.
- Muestra el cuento que vais a leer, deja que vean la portada, lee el título…
- Narra con entusiasmo y procura que te escuchen bien.
- Cambia la entonación y usa distintas voces.
- Acompaña la acción del cuento con gestos, muecas y onomatopeyas.
- Usa las ilustraciones para apoyar la historia.
- Haz contacto visual con tu audiencia.
- Presta atención a sus comentarios.
- Responde sus dudas.
3. Actividades durante la lectura
Realizar juegos y actividades durante y después de la lectura es una buena forma de afianzar en la memoria los detalles del cuento, además de captar su atención. Debemos adaptar la dificultad acorde con la edad del alumnado. Nosotros te proponemos estas tres ideas:
- El abecedario en los dedos: por parejas, cada niño escribe en la palma de la mano de su compañero la primera letra de la palabra con la que empieza cada página del cuento. La actividad se puede complementar si tenéis un abecedario de piezas sueltas en el aula: un niño cada vez coge la letra mencionada y la enseña al resto.
- Detectives de palabras (para niños que ya saben leer y escribir): pide que estén muy atentos a la narración y anoten en un papel las palabras desconocidas para buscar su significado después. Podemos hacer variantes y anotar emociones, animales, nombres, adjetivos…
- Palmas de colores: cada vez que se menciona un color en el cuento, deben dar una palmada para aprender a reconocerlos. Este sencillo juego permite crear variantes y hacer lo mismo cuando aparecen distintos animales, números, verbos…, e incluso para aprender a descomponer las palabras en sílabas o dónde va el acento.
4. Actividades para después de leer
Una vez acabado el relato, completa la lectura con prácticas relacionadas que refuercen lo aprendido e inviten a la reflexión, desarrollen otras capacidades del niño, como la creatividad, y fomenten seguir leyendo. Te proponemos las siguientes:
- Sombras chinas de cuento: dibujan y recortan en cartulina a los personajes del cuento. En la base de cada figura, por detrás, se pega con cola un palito para poder manejarla. Necesitáis además un fondo blanco y un foco de luz potente como un proyector o una lámpara. Con música y las luces apagadas, lo pasaréis genial recreando el cuento con las sombras.
- Hacer marcapáginas con material reciclado es otra manera de despertar la imaginación, sus dotes creativas y, de paso, unir los libros con algo personalizado a su gusto.
- Títulos viajeros: pídeles que hagan un avión o barco de papel y que anoten en él un título del cuento diferente al original. Luego, lo intercambiarán con los miembros de la clase como si viajaran de un lado a otro. Uno a uno, leerán en voz alta el título que les ha tocado y lo comentarán. El objetivo es dialogar sobre el relato, preguntar y responder sobre el mismo. Al final, pueden votar qué nuevo título es su favorito.