Cómo educar a los niños en la solidaridad

Vivimos en un mundo comunitario donde, a menudo, es necesario unir fuerzas por un objetivo común. Si queremos una sociedad mejor y más amable en la que convivir, debemos ser solidarios. La solidaridad es la capacidad de percibir las necesidades ajenas, sobre todo en tiempos de crisis, y ayudar para solventarlas. Ser solidario consiste en dar sin esperar nada a cambio, solo por el convencimiento de hacer lo correcto por el bien común. Se trata de un valor aliado de la empatía y de la justicia, puesto que actuamos movidos por la primera, esperando alcanzar la segunda.

Cómo educar a los niños en la solidaridad

De nada sirve explicar con palabras un concepto abstracto a los niños, pues no nos entenderán, pero sí podemos enseñarles mediante el ejemplo de nuestras acciones. La solidaridad comienza por el respeto a los demás, a los animales, a la naturaleza…, y sigue con la capacidad de sentir empatía y compasión como paso previo a la acción. Asimismo, en nuestra mano está el hecho de que aprendan a comportarse en sociedad para que se puedan desarrollar como personas buenas:

  • Acostumbrarles a escuchar.
  • Animarles a ser amables con los demás, compartir, consolar y ayudar a las personas que lo necesiten.
  • Fomentar el trabajo en equipo en casa y en la escuela.
  • Mostrarles el valor de la generosidad y la cooperación frente a la actitud egoísta y la competitividad.

¿Y los niños pequeños?

Si queréis educar a vuestros hijos en la solidaridad desde edades tempranas, podéis empezar con gestos cotidianos sencillos para niños pequeños. Se trata de normalizar las situaciones diarias sociales como un hábito de educación solidaria:

  • Dar los buenos días, sonreír más y decir por favor y gracias.
  • Preguntar cómo se encuentra y charlar con confianza en familia.
  • Realizar tareas domésticas en equipo.
  • Hacer reagalos para demostrar afecto a los seres queridos.
  • Donar ropa, juguetes y libros usados.
  • No tirar basura a la calle, reciclar y cuidar del medioambiente.
  • Adoptar una mascota abandonada.
  • Ayudar a un persona mayor a cruzar la calle.
  • Ceder el asiento en el transporte público a aquellas personas que lo necesiten más.

Y, por supuesto, siempre puedes complementar la educación con lecturas para niños sobre solidaridad:

Adolescentes solidarios

Educar en la solidaridad en la época adolescente también es posible. Durante la adolescencia, cuando ya son más autónomos, podemos animarles a donar su tiempo en tareas de voluntariado. Hay numerosas iniciativas de todo tipo como, por ejemplo, la limpieza y cuidado del medioambiente, acompañar a personas mayores o con discapacidad, recaudar fondos para iniciativas sociales o asistir en la ayuda humanitaria a migrantes y personas sin recursos. Todo esto, además de contribuir a una sociedad mejor, fortalecerá su autoestima y le reportará otros muchos conocimientos y valores necesarios para la vida.

En estas edades, la literatura puede ser un medio fabuloso para transmitir el mensaje de la solidaridad. ¡Descubre nuestras recomendaciones de libros para jóvenes!