Conoce a... César Mallorquí

César Mallorquí es un escritor de altura, de algo más de metro noventa, para ser exactos. Nació en Barcelona a principios de la década de los 50 del siglo pasado, pero sus padres se trasladaron a Madrid cuando nuestro escritor del mes apenas contaba con un año. Cuando tu padre es también el progenitor de uno de los héroes españoles literarios por antonomasia, El Coyote, y su producción editorial consiste en una media de dos libros de unas 100 páginas al mes, es evidente que en tu casa se respiran literatura, palabras, máquinas de escribir y papeleras llenas de folios con párrafos fallidos.

Con esos ingredientes parece que lo más evidente es que tu cita con el destino sea la de convertirte en escritor profesional. Y es aquí donde tenemos que hacer una distinción, ya que no es lo mismo escribir porque sí, que hacerlo de manera profesional. Así que durante años César escribió, pero ignorando que llegaría a vivir de ello.

Si bien hubo un momento en el que dudó en si convertirse en biólogo o en periodista, finalmente se decantó por la segunda opción. Así empezó a ejercer la profesión en la revista satírica La Codorniz que, aun estando en las postrimerías de la dictadura franquista, todavía se metía en problemas con el régimen; de hecho, César tuvo un par de encuentros en la tercera fase con los censores franquistas. Además de en este semanario, de los 16 a los 27 se dedicó a escribir como freelance para otras publicaciones, así como un buen puñado de relatos en fanzines.

Con los años 80 llegó el cambió de profesión y César empezó a trabajar como publicitario en diversas agencias. Fue una década en la que dejó abandonada la literatura. Pero bendita crisis de los 40, pues llegando a esa edad decidió que ya estaba bien y se presentó a esa cita con el destino que tenía forjada desde la cuna: convertirse en escritor profesional.

Ya sea en la novela histórica de La catedral o La caligrafía secreta, en el suspense tecnológico de La estrategia del parásito, el misterio de época de La mansión Dax o el humor con guiños mitológicos de El viajero perdido, todas las novelas de César tienen una serie de características comunes: son obras inteligentes, entretenidas y divertidas que gozan del favor de la crítica, como así acreditan sus premios [el Alberto Magno (1992), el UPC (1995), el Gigamesh (1996), el Edebé (1996, 1999, 2002 y 2012), el Gran Angular (2001) o el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (2013)] y, lo más importante, del público, tal y como demuestra el amplio número de ediciones y reimpresiones de todos sus títulos.

Los libros de... César Mallorquí