Lecturas infantiles para la educación emocional III: Miedo, resiliencia y asertividad

La literatura, además de entretener y divertir, ayuda a educar. Nos da la oportunidad de asomarnos a situaciones tanto fantásticas como cotidianas que sirven de ejemplo. Y también nos muestra el abanico de emociones y sentimientos que experimentamos a través de los personajes. Por ello decimos que la lectura enriquece a nuestros niños desde el primer momento que abren las tapas de un libro.

En este artículo vamos a hablarte de…

  1. Consejos para trabajar la gestión emocional en tu aula.
  2. Ideas y lecturas para superar los miedos infantiles.
  3. Pautas y libros para trabajar la resiliencia desde la infancia.
  4. Cómo educar en la asertividad.

1. Consejos para trabajar la gestión emocional en tu aula

¿Eres docente y quieres trabajar la gestión emocional a través de la lectura? Entonces, estos 5 consejos te serán de utilidad:

  • Contagia tu propia emoción por lo que lees. Eres modelo de lectura que anima a otros y enseña cómo leer.
  • Propicia las intervenciones de tus alumnos: la lectura es un acto íntimo que se hace comunitario cuando se comparte en voz alta. Anima a tu alumnado a expresar sus impresiones personales.
  • Deja que las historias hablen. No te empeñes en buscar un mensaje concreto en la narración. Los libros que leemos hablan a cada lector a su manera, y no siempre se corresponde con nuestra percepción. Un mismo relato puede decir muchas cosas diferentes.
  • Establece conexiones. En cada cuento, cada novela, cada lectura hay personajes que nos gustan o nos desagradan, situaciones y comportamientos que nos hacen reflexionar, a veces nos identificamos, otras dudamos sobre cómo actuar... Conversad sobre ello en clase. Aquello que nos conecta con una historia ofrece una información valiosa sobre nuestro estado de ánimo. Hablarlo en voz alta ayuda a gestionarlo. 
  • Expresad emociones: amplía su vocabulario emocional teniendo en cuenta cada edad. Muéstrales cómo expresar lo que sienten, aquello que no se ve en las historias. Esto ayudará en la gestión de sus emociones.

2. Ideas y lecturas para superar los miedo infantiles

El miedo forma parte de nuestra vida desde bebés. Se conoce como miedo evolutivo y su función es protectora, una especie de alarma para la supervivencia que actúa frente a lo que se considera una amenaza. Es parte del desarrollo cognitivo, social y emocional infantil y, según crecen los niños y aprenden a desenvolverse en el mundo, tiende a desaparecer.

Antes de los 5 años, los ruidos fuertes, personas desconocidas, animales grandes o insectos, separarse de papá y mamá, el daño físico, una tormenta, la oscuridad y lo que en ella pueda esconderse…, son los miedos evolutivos más comunes. Y aunque generan emociones desagradables, son necesarios como factor adaptativo de su crecimiento, ya que previenen, por ejemplo, que se vayan con desconocidos o se acerquen a animales peligrosos.

Por lo general, la ansiedad desaparece a la vez que el estímulo que la provoca, sea real o imaginario. El problema viene cuando la sensación de miedo permanece y el niño no es capaz de dejar de pensar en ello, lo que puede ocasionar la aparición de fobias. Por ello es importante que sepamos ayudarles como padres a manejar tales emociones negativas. Veamos cómo…

¿Qué hacer y qué no cuando sienten miedo?

  1. Calmar, proteger y transmitir seguridad con palabras y gestos de afecto.
  2. Dar nombre a la emoción que siente y explicarle que es normal, le pasa a todo el mundo.
  3. Deja que exprese qué le sucede y cómo se siente. Identifica qué es lo que le asusta y hazle saber que le escuchas y te importa. Dile que no tiene por qué sentir vergüenza o tristeza.
  4. Ayúdale con pequeños gestos como ir a dormir con un muñeco o mascota, o bien dejar una luz encendida para su tranquilidad.
  5. Cuéntale que, si se lo propone, poco a poco puede manejar y enfrentar ese miedo por su cuenta. Para ello, necesita confianza y seguridad en uno mismo.
  6. Fomenta la autonomía y el optimismo en su día a día para desarrollar esa seguridad.
  7. Igual de valioso es fortalecer su autoestima para afrontar dificultades.
  8. No trates de evitar la situación restándole importancia, mintiendo, negándola o burlándote, ya que así solo conseguirás que no te cuente qué le pasa y el problema se enquistará. Lo que para un adulto es una menudencia, para un niño es grave y real.
  9. Tampoco exageres: no muestres más preocupación que el propio niño, ni sobreprotección, ni concesiones, ya que entonces el miedo se vuelve un medio para conseguir atención.
  10. No le transmitas tus miedos: mejor no hablar de ellos en su presencia, ni sobreactuar cuando se presentan. No olvides que los niños aprenden por ejemplo e imitación.

Lecturas infantiles para superar el miedo

¡Sí! La lectura ayuda a los más pequeños a identificar, comprender y superar sus miedos. La magia de leer un cuento antes de dormir relaja y fortalece el vínculo afectivo. ¡Y no solo eso! Las historias que tratan los miedos infantiles funcionan de espejo: los niños ven en ellas situaciones como las que ellos mismos han temido alguna vez —la noche oscura, un lobo peligroso, rayos y truenos, un fantasma dentro del armario…—, y aprenden a normalizarlas. Igualmente, se ven reflejados en las emociones de los personajes y, a través de sus acciones, asimilan cómo manejarlas y cómo actuar por su propio bien.

Descubre nuestras lecturas recomendadas contra el miedo:

Para prelectores

Para primeros lectores

3. Pautas y libros para trabajar la resiliencia desde la infancia

Resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano de afrontar los golpes de la vida y sobreponerse a ellos. Antes o después, durante el viaje de la vida, debemos hacer frente a momentos difíciles que causan dolor emocional (crisis, traumas, enfermedad, muerte…). En estos casos, la resiliencia es una cualidad imprescindible para adaptarse y transformar una experiencia negativa en algo positivo que anime a seguir adelante. Una capacidad que tenemos todos y que podemos reforzar con el entrenamiento adecuado, como si de un músculo se tratara. Así, una persona con fuerte resiliencia se enfrentará a los problemas con una actitud más sana e inteligente que una persona con resiliencia débil, superándolos antes y mejor.

Pautas para trabajar la resiliencia desde la infancia

Por suerte, la resiliencia puede desarrollarse en cualquier etapa vital, empezando por la infancia y la adolescencia, con la adquisición de conductas y formas de pensar positivas. Esto no significa que no vivirán momentos de tristeza y ansiedad, sino que aprenderán a manejarlos e incluso convertirlos en un estímulo.

Descubre algunas pautas para trabajar la resiliencia con niños:

  • Fortalecer la autoestima y la confianza en uno mismo.
  • Estimular el optimismo y la autonomía personal.
  • A partir de una buena educación emocional, conocerse a sí mismo, saber cómo reaccionar en determinadas situaciones y aprender a controlar aquellas emociones que entorpecen sus relaciones con otros, así como su desarrollo personal.
  • Fomentar la responsabilidad individual. Una persona que acepta la realidad y se hace responsable de sus acciones, será capaz de superar antes ciertos retos vitales.
  • Hacer amigos con los que compartir tiempo, gustos y preocupaciones.
  • Educar en la empatía para entender las emociones ajenas.
  • Desarrollar aficiones deportivas y culturales.
  • Fijar objetivos realistas y cumplirlos.
  • Enseñar que el cambio es parte de la vida.

Por último, la sobreprotección, la indiferencia, el victimismo o la evitación son los peores enemigos de la resiliencia.

Te proponemos las siguientes lecturas con ejemplos de resiliencia entre sus páginas:

De 3 a 5 años

De 6 a 12 años

4. Cómo educar en la asertividad

La asertividad es la capacidad de expresar nuestras opiniones, deseos y emociones de manera directa, sincera y correcta, en el momento adecuado, sin afectar los derechos propios ni ajenos.

A veces, reprimimos lo que queremos decir por inseguridad, falta de confianza e incluso miedo. Pero esa respuesta no es conveniente, ya que crea frustración. No ser asertivos puede llevarnos, por un lado, a la pasividad, que provoca insatisfacción; o bien, a la agresividad, es decir, a perder la paciencia y soltarlo todo de sopetón de manera airada.

¿Para qué sirve la asertividad?

Como vemos, es una herramienta de comunicación fundamental para vivir en sociedad y conseguir lo que uno quiere o necesita sin perder el respeto a sí mismo ni a los demás. La asertividad se aprende desde pequeños y es una habilidad imprescindible en el desarrollo socioemocional de nuestros niños y niñas.

Podemos ver la utilidad de la asertividad en los siguientes diez puntos:

  • Permite expresar nuestras opiniones en libertad o pedir algo con naturalidad, de igual a igual.
  • Facilita defender un punto de vista sin achicarse ante un interlocutor o sin atacarle por pensar diferente.
  • Ayuda contra la manipulación emocional o ideológica.
  • Fomenta la escucha activa y la responsabilidad individual.
  • Desarrolla la empatía hacia a los demás, así como la autonomía personal.
  • Permite expresar las emociones negativas sin molestar a otros.
  • Ayuda a decir «No» en las situaciones adecuadas.
  • Posibilita expresar nuestras emociones positivas sin complejos.
  • Contribuye a resolver los problemas cotidianos sin frustración ni ira.
  • Sirve para defenderse frente a los ataques de los demás (envidia, crítica, mentira) de forma inteligente y mesurada.

Consejos para hacer a los niños asertivos

La falta de asertividad lleva a tratar de complacer siempre a los demás, alimenta la baja autoestima, la inseguridad, el sentimiento de culpa, los ataques de ira… En definitiva, a sufrir emocionalmente, algo que no deseamos en absoluto para nuestros hijos. Por eso, es importante que la educación en la asertividad comience cuanto antes, tanto en casa como en el aula. Aquí tienes algunos consejos prácticos para desarrollarla:

  1. Como adultos, demos buen ejemplo con nuestro comportamiento. Si en casa mostramos respeto en la comunicación, tanto con nosotros mismos como con los otros miembros de la familia, estaremos plantando la semilla de la asertividad en los más pequeños. Practiquemos la escucha activa y la confianza para comunicarnos.
  2. Asimismo, debemos condenar cualquier falta de respeto hacia otra persona del entorno y enseñarles cómo decir las cosas sin ofender.
  3. Usemos el diálogo constructivo y la empatía para solucionar los conflictos sin indiferencia, órdenes, amenazas o desprecio.
  4. No censuremos las opiniones o deseos de los niños y, en el caso de estar equivocados, expliquemos el porqué. La censura lleva a la pasividad o a la agresividad, precisamente aquello que queremos evitar desarrollando la asertividad.
  5. Ayudémosles a reconocer y manejar sus emociones negativas, como la ira o el miedo.
  6. Dejemos en sus manos la responsabilidad de tomar decisiones sencillas (qué cenar hoy, dónde ir a pasar un buen rato, qué ropa ponerse, etc.).
  7. Animemos a utilizar el “yo” para expresar cómo se sienten en vez del “tú”. Por ejemplo, “yo me siento así cuando dices…”, en lugar de “tú me haces daño al decir…”.
  8. Enseñemos a negociar cuando quieren algo o buscan soluciones. La negociación lleva implícita el diálogo y la posibilidad de obtener o de ceder, un aprendizaje beneficioso para toda la vida.
  9. Fomentemos la opinión propia enseñándoles a decir “no” cuando algo no les conviene o no les convence.
  10. Expliquemos el valor de la perseverancia para conseguir sus objetivos, ya sea estudiando o practicando deporte.

Estas son solo algunas sugerencias para hacer niños asertivos, aunque existen otras. La lectura es de gran ayuda como ejemplo de la vida real y de las relaciones sociales. A continuación, encontrarás libros recomendados para hacer niños asertivos:

Lecturas de 3 a 5 años

Lecturas de 6 a 12 años