Taller de escritura creativa: Estructuras narrativas

¿Sientes curiosidad por el arte de escribir? ¿Tienes en mente una historia y quieres aprender a darle forma sobre el papel? ¿Has empezado a escribir pero tienes dudas? ¡Has llegado al sitio adecuado!

Esta entrada tiene una protagonista indiscutible: la estructura narrativa de un texto literario. No debemos confundirla con la trama, esto es, la sucesión de hechos que ocurren en una narración. La estructura es la base sobre la que se construirá tu historia, los cimientos que sostienen y ordenan sus partes.

En este artículo vamos a hablarte de…

  1. ¿Por qué importa la estructura narrativa?
  2. Tipos de estructuras narrativas.
  3. Consejos para crear una buena estructura.
  4. Lecturas que inspiran.

1. ¿Por qué importa la estructura narrativa?

Los escritores poco experimentados suelen empezar a escribir sin planificar nada, se sientan y dejan que la historia salga de sus dedos según surge en su cabeza. Así, tal vez salga bien un relato corto, pero no funcionará si aspiramos a escribir una novela. Si tu objetivo es producir una buena historia novelada, necesitas un mapa que te guíe para no perderte entre tramas complejas y personajes que van y vienen. Si consultas ese mapa, evitarás errores e incoherencias que pueden arruinar tu obra. Digamos entonces que la estructura narrativa es el mapa que te ayudará en tu viaje creativo, el cual debe contener los siguientes rasgos:

  • Las partes en las que se divide la historia.
  • Hechos principales y secundarios que van a suceder.
  • Personajes protagonistas y secundarios.
  • Temas principales y secundarios de la obra.
  • Objetivos de los personajes.
  • Conflictos de los personajes.
  • Lugar y tiempo en los que se desarrollan los hechos de la trama.
  • Cómo será el desenlace de la obra.

La estructura fracciona el texto en diferentes partes y, a la vez, le proporciona unidad narrativa.

2. Tipos de estructuras narrativas

Durante mucho tiempo, las obras de ficción han seguido la estructura clásica propuesta por Aristóteles en su Poética, esto es, la estructura lineal o estructura en tres actos, que divide la obra en tres partes: introducción, nudo y desenlace en orden cronológico. En ella, se exponen unos hechos, sube la tensión hasta el clímax narrativo durante el nudo y luego baja de nuevo hasta el desenlace.

Un derivado de esta, muy utilizado en novelas de aventuras, fantasía o ciencia-ficción, se denomina «el viaje del héroe»: se presenta un personaje normal y corriente, que recibe una llamada o misión ante la que duda. Sin embargo, no tendrá más remedio que emprender la aventura que provocará profundos cambios en su carácter. Le acompañarán otros personajes arquetípicos como el mentor, el amigo o sirviente, el villano, un amor, etc. El protagonista pasará distintas pruebas hasta el clímax. Incluso puede enfrentarse a la muerte y sobrevivir hasta conseguir el objetivo que mejorará el mundo y lo convertirá en héroe. ¿Verdad que esta estructura te recuerda a libros y películas que conoces?

Veamos ahora qué otras estructuras narrativas puedes usar para componer tu historia:

  • Estructura no lineal: la trama no sigue un orden cronológico, sino que utiliza elipsis temporales (saltos al pasado o al futuro). El autor suele atar cabos en la última parte de la obra hasta la resolución.
  • Estructura inversa: la historia comienza por el final y avanza en tiempo pasado hasta el inicio de los hechos.
  • Estructura paralela: varias tramas se desarrollan simultáneamente de manera independiente, o bien pueden coincidir en algún momento.
  • Estructura circular: la trama acaba con la misma acción con la que empezó y se usa bastante la repetición como recurso literario.
  • Estructura interactiva: el lector disfruta de diferentes tramas según su elección, es decir, puede elegir entre las opciones propuestas por el autor y saltar de  una página a otra. Por supuesto, el final estará condicionado por dichas elecciones.
  • Estructura incompleta: la historia acaba con un final abierto que invita a la reflexión.
  • Estructura «in media res»: da comienzo por la mitad de la historia, el personaje no sabe quién es, dónde está ni qué está pasando. La acción avanza con elipsis temporales al pasado, que van desarrollando la trama hasta el clímax y el desenlace. Esta estructura suele usarse en literatura y cine de misterio.
  • Antiestructura: se presenta en obras sin orden, que no tienen principio ni final. El texto no sigue un orden cronológico sino aleatorio y puede leerse de distintas maneras. Puede haber una conexión entre tanto caos (un personaje, un objeto, una idea…), o no.
  • Estructura con doble clímax: ocurre cuando una historia parece que ha terminado después del clímax y la resolución, pero sucede algo inesperado que hace resurgir la acción. Esta estructura es típica en historias de terror y de superhéroes.

3. Consejos para crear una buena estructura

Como ves, vas a necesitar un plan antes de empezar tu historia de ficción si quieres evitar confusiones, errores y bloqueos mientras escribes. Veamos qué cosas te ayudarán a crear una historia bien estructurada que atrape al lector:

  • Prueba: antes de empezar a escribir, trata de ajustar tu idea a distintas estructuras narrativas. ¿Prefieres una estructura lineal clásica o piensas que funcionará mejor con una no lineal? ¿Le irá bien la circular o te atreves con una paralela? Imagina cómo sería tu historia en cada una de estas estructuras y elige la que creas mejor según lo que quieras contar.
  • Género: ya hemos visto que algunas estructuras funcionan mejor en un género u otro. ¿Tu relato es de aventuras? ¿De suspense? ¿O realista? Valora también este aspecto a la hora de elegir estructura narrativa.
  • Narrador: ¿qué punto de vista vas a usar? Ten claro los tipos de narradores y sus características antes de escribir la primera frase. ¿Va a narrar la historia en primera persona el protagonista? ¿O prefieres un narrador omnisciente en tercera persona? ¿Quieres experimentar con algo más arriesgado como la segunda persona?
  • Personajes: ten claro quién o quiénes van a ser los protagonistas, qué tipo de conflictos externos e internos tiene, qué quiere, qué le impide lograr su objetivo, los rasgos positivos y negativos de su carácter, etc. Lo mismo para los personajes secundarios y su papel en la trama. Cuanto más complejos sean tus personajes, más se identificará el lector con ellos.
  • Espacio y tiempo: el contexto espacio-temporal también importa. Si quieres ubicar tu historia en otro país o en otra época, necesitas documentarte para no cometer errores. Lo mismo sucede si has elegido un mundo fantástico: tienes que crear los elementos y normas propios de ese mundo y seguir tus indicaciones a lo largo de la obra.
  • La acción: es el hilo conductor que hace que la trama se desarrolle y los personajes evolucionen. Cuando no hay acción, no pasa nada. Los personajes pueden moverse o hablar sin parar, pero necesitan actos detonantes y conflictos que alteren su normalidad y así captar la atención del lector. Anota los momentos claves de tu historia, por ejemplo, un accidente, un viaje, una muerte, un encuentro, etc., y conduce la trama hacia ellos.
  • El final: decide cómo va a terminar la acción, es decir, cómo será el desenlace de tu historia. No hace falta que desarrolles la idea con todo lujo de detalles si aún no lo tienes claro. No obstante, procura al menos saber si será un final trágico, feliz o un final abierto.

4. Lecturas que inspiran

Para aprender a escribir literatura no hay nada mejor que leer literatura. Es así de simple. Lee mucho y variado, autores de ayer y de hoy, de todos los géneros. Fíjate en la estructura de la obra, en la voz del narrador, en las descripciones, en el carácter y las motivaciones de los personajes, en cómo les afecta el ambiente o el tiempo en el que viven, etc.

Aquí tienes una selección de títulos de literatura juvenil para inspirar al autor que llevas dentro: