- Encuentra el lugar (en casa, un parque, el aula, viajando, esperando en la consulta del médico...), y momento adecuados (después del desayuno o la merienda, en el recreo, una vez acabados los deberes, antes de dormir...).
- Si lees primero el texto para ti, te será más fácil narrarlo después con mayor naturalidad.
- Ten en cuenta la longitud del texto, el tiempo del que dispones y, especialmente, la edad de tu audiencia. Cuanto más larga sea la historia, más probabilidades hay de que el interés y la curiosidad decaigan, por lo que es recomendable posponer la lectura para otro momento antes que caer en la distracción.
- Lee sin prisas para que puedan entenderte y crear en su mente las imágenes de lo escuchado.
- Vigila el volumen de tu voz según el lugar y la audiencia. A veces habrá que usar un tono más alto y otras, más bajo, pero siempre han de escucharte todos por igual.
- Otro elemento fundamental es la entonación. Ten en cuenta que el sentido de las oraciones puede cambiar si no prestas atención a los signos de interrogación o de exclamación, por ejemplo. Modula tu voz, enfatiza o susurra, cámbiala según los distintos personajes para darles rasgos distintivos.
- De igual modo, vocaliza correctamente y fíjate en acentos y diéresis.
- Haz las pausas que los signos de puntuación te indican (comas, dos puntos, punto y seguido o punto y aparte). Y si te equivocas en algún momento, no te detengas ni comentes tu error, continúa la narración como si nada.
- No entierres la cabeza en el libro. Levanta la vista a menudo y busca los ojos de quienes te escuchan. Así sabrán que les prestas atención y que también son protagonistas de la narración, mientras que tú podrás valorar si están atentos, si te entienden, se sorprenden o, por el contrario, se aburren.
- Una vez acabada la lectura, escucha sus preguntas y comentaros, responde sus dudas. Te maravillarás con sus ocurrencias, puntos de vista y emociones, frutos de su rica imaginación.
Decálogo para leer en voz alta
Aunque por lo general la lectura es un acto íntimo, silencioso y solitario, también es cierto que una de las mejores actividades que podemos compartir con los pequeños de casa o con nuestros alumnos es la narración de historias en voz alta.
De esta forma, sembramos el amor por la literatura, a la vez que pasamos un rato divertido juntos, se amplía vocabulario y se despierta la imaginación y la creatividad de quienes escuchan.
Te dejamos diez pautas para vivir provechosas sesiones de lectura en voz alta: